La Trampa del Trabajo... y cómo salir de ella Pág. 16 de 17 PREMIUM

A mi esposa Melina, que cada vez que me embarqué en un nuevo desafío me apoyó aunque tuviera miedos y dudas y fuimos atravesando este camino juntos.

A mis hijas Amelia y Malena, que son el motor que me impulsa a seguir cada día y me llenan el corazón de amor y alegría todos los días.

A mis padres y hermanos, ya que con el apoyo de ellos y las grandes charlas compartiendo experiencias, hicieron que fuera tomando las mejores decisiones.

A mi hermano Fernando y su esposa Luciana que en los momentos más difíciles me ayudaron económicamente sin pedir nada a cambio ni exigirme nada.

A mi hermano Alberto que fue con el que más hablé estos temas y con el que fui terminando de darle forma a estas ideas a través de los años.

A mis padrinos, Olguita y Alberto, que me apoyaron siempre, en cada etapa de mi vida y estuvieron siempre conmigo, en los mejores momentos y en los más duros también.

A mi mamá, que fue una gran mamá y un gran ejemplo de vida y de lucha, nunca se dio por vencida.

A mi papá que si bien tuvimos una relación muy difícil durante muchos años, sé que hizo lo mejor que pudo, no la tuvo fácil tampoco y hoy en día me acompaña y apoya en cada nuevo desafío y es un gran y presente abuelo para mis hijas y el resto de sus nietos.

A mi cuñada Paula que nos acompañó y ayudó mucho todos estos años, además de ser una tía muy presente y cariñosa con Amelia y Malena.

A mis cuñadas Luciana y Patricia y sus familias, que de distintos lugares y de distintas formas, nos apoyaron mucho para poder mudarnos a España y continuar con el tratamiento de Malena.

A todos los que me ayudaron directa o indirectamente en mis empresas, a nuestros proveedores, clientes, usuarios y lectores que nos apoyan día a día.

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